Por qué los discos SSD dificultan la recuperación de datos

En los últimos tiempos se ha generalizado el uso de unas nuevas unidades de almacenamiento como alternativa a los discos duros: se trata de los discos SSD o unidades de estado sólido.

A diferencia de los discos duros convencionales, los SSD carecen de componentes móviles, como por ejemplo, platos magnéticos, cabezales lectores o motor. El único elemento que los SSD suelen tener en común con los discos convencionales es la controladora electrónica y además, en la mayoría de los casos, una interfaz de conexión como la SATA.

Las unidades SSD se basan en la tecnología de las memorias flash. También funcionan con esta tecnología las memorias USB y las tarjetas SD, dispositivos de almacenamiento que ya forman parte de nuestra vida cotidiana.

¿En qué aventajan los discos SSD a los discos duros convencionales?

Puede decirse que la principal ventaja de los discos SSD frente a los discos duros convencionales es su velocidad de respuesta.

Los discos convencionales necesitan invertir una considerable cantidad de tiempo en ponerse en marcha. Al arrancar, el motor debe empezar a girar para mover los platos hasta alcanzar la velocidad óptima; las cabezas lectoras deben salir de su zona de aparcamiento y moverse hasta posicionarse correctamente. Luego, por cada operación de lectura o escritura, las cabezas deben esperar a la rotación de los platos y posicionarse en el sector adecuado.

Sin embargo en un disco SSD, al funcionar exclusivamente con memorias flash, la lectura o escritura de datos es muchísimo más rápida. También es mucho más breve el tiempo que tarda el disco en activarse y estar listo para trabajar, prácticamente de forma instantánea.

Pros y contras de las unidades SSD

No hay duda pues de que los SSD tienen un rendimiento mucho mejor, y que sin duda, en un futuro no muy lejano, irán sustituyendo poco a poco a los discos duros convencionales en buena parte de nuestros equipos informáticos.

Pero no todo son ventajas con este tipo de dispositivos, siendo el precio y la capacidad sus principales desventajas. Un SSD es bastante más caro que un disco convencional de la misma capacidad. Además, la capacidad máxima que podemos encontrar hoy en el mercado para los SSD, es muy inferior a la disponible en los discos convencionales.

Hay que mencionar también que ciertas unidades SSD son conocidas por sufrir defectos en su firmware o en sus controladoras; estos fallos pueden dejar el disco inservible y hacer que perdamos el acceso a nuestros datos.

Por otro lado, la mayoría de modelos de SSD están programados para ir “limpiando” (borrando de forma definitiva) el espacio libre que queda sin utilizar en el sistema de ficheros. Esto tiene graves implicaciones si se produce un borrado accidental de ficheros o carpetas, o ante la desaparición de los mismos por un error lógico. En esos casos, corremos un alto riesgo de que el disco elimine cualquier resto de los archivos borrados o perdidos, causando su pérdida de forma irremediable.

Qué hacer en caso de pérdida de datos

Si sabe que su equipo utiliza un disco SSD y se encuentra con una situación de pérdida de archivos o borrado accidental, le recomendamos que apague inmediatamente su equipo y ponga su disco SSD en manos de profesionales para llevar a cabo una recuperación de los datos.

Si el equipo sigue encendido –ya sea por estar trabajando con él, o por estar intentando una recuperación casera de los datos–, por cada minuto que pase más cantidad de información será borrada de manera irremediable por el propio dispositivo, haciendo imposible la recuperación de los datos incluso por profesionales.

Esta particularidad de los discos SSD puede ser considerada una buena medida de seguridad por quien desee que su información borrada o antigua no pueda ser recuperada por nadie, pero también puede representar un gran problema en caso de pérdida de información por accidente.

Terminamos recordando, como siempre, que la mejor prevención es contar con una o varias copias de seguridad, actualizadas y comprobadas, para no llegar a encontrarnos en la necesidad de solicitar una recuperación de datos.

El mundo al revés: destruir archivos con software de recuperación de datos

Recuperar archivos mediante software de recuperación de datos puede tener resultados inesperados

Remedios caseros para recuperar datos perdidos

¿Quién no ha sufrido alguna vez un accidente digital en el cual haya perdido archivos valiosos de su ordenador? Desde borrar ficheros por error o equivocarnos de unidad al formatear, hasta tener la mala suerte de que ocurra un fallo en el software o en el sistema operativo… muchas son las causas que nos pueden dejar sin nuestros archivos más valiosos.

Ante esta situación, muchas personas recurren a remedios “caseros” e intentan recuperar esos datos perdidos por sí mismos, mediante el uso de algún tipo de software de recuperación de datos que escanea la unidad de disco en busca de los ficheros perdidos o borrados.

Dependiendo del alcance de los daños en la estructura lógica interna de la unidad, este tipo de programas pueden ser más o menos efectivos. En ocasiones, gracias a ellos es posible localizar y extraer del disco algunos de los archivos perdidos.

Pero, ¡cuidado! A veces el mayor riesgo puede ser el propio usuario, si no opera de la manera adecuada.

¿Por qué es posible recuperar un archivo borrado?

Para entenderlo de una forma básica, pensemos que el archivo está físicamente grabado en un plato magnético del disco duro, en una posición específica. El disco duro tiene un índice que señala la posición de cada archivo.

Cuando se borra un archivo, sólo se elimina su referencia del índice. En realidad, el archivo “borrado” sigue ahí. Sin embargo, ahora su posición aparece como espacio disponible para grabar otros archivos.

Cuidado al elegir el destino de los datos recuperados

Cuando el usuario intenta recuperar los datos mediante software, puede ocurrir que no disponga en ese momento de otra unidad de disco aparte. Y es posible que decida guardar los datos recuperados en otra carpeta dentro de la misma unidad afectada por el problema.

El usuario se pregunta: “Si hay suficiente espacio libre, ¿por qué no guardarlos en otra carpeta de la misma unidad?”. La respuesta que daría a esta pregunta un profesional es que “es una pésima idea”.

¿Por qué es mala idea? Cuando los archivos han sido borrados (ya sea intencionadamente, por error, o por un fallo de software), la posición que ocupan en la unidad de disco es considerada por el sistema operativo como espacio libre y utilizable.

Por lo tanto, al crear una carpeta “nueva”, no podemos saber si esa carpeta está en un espacio “nuevo” (que no ha sido ocupado anteriormente) o se trata de un espacio reutilizado. Si es un espacio reutilizado, puede ocurrir que se encuentren en él, calladamente, los bits de información que componen nuestros preciados archivos perdidos.

Archivos recuperados pero… ¿corruptos?

Al poner en marcha el software de recuperación, éste ordenará al sistema operativo que escriba datos en el disco, y el sistema comenzará poco a poco a reutilizar o sobrescribir el área donde estaban ubicados nuestros archivos borrados o perdidos.

Este proceso puede hacer que nuestros archivos queden parcial o completamente sobrescritos, resultando así inservibles aunque los recuperemos (ver infográfico más abajo).

En otras palabras: a la vez que vamos recuperando unos archivos, vamos destruyendo otros. El resultado de esto es una recuperación de datos en la cual habrá unos pocos archivos recuperados correctamente, y una gran mayoría de archivos corruptos que no se abren o visualizan correctamente, habiendo estos quedado ya destruidos de forma irremediable.

En conclusión, si alguna vez opta por recuperar los archivos usted mismo, siempre guarde los archivos recuperados en otra unidad física de disco distinta a la afectada por el problema. Así evitará la sobrescritura de los datos y su irremediable pérdida. No obstante, si quiere obtener unos mejores resultados y no correr ningún riesgo, ponga su disco en manos de profesionales de la recuperación de datos. En Ondata puede solicitar sin compromiso un diagnóstico y presupuesto de recuperación de datos.

Recuperación de archivos mediante software. Cuidado: si el destino para los archivos recuperados es el mismo disco, puedes destruir tus datos

¿Por qué mi PC funciona cada vez más lento? (II)

Un disco duro fragmentado puede acabar en recuperación de datos

(Para ver la primera parte de este artículo pulse aquí).

Por qué la fragmentación es perjudicial

Los discos duros son dispositivos físicos, con partes mecánicas que funcionan a una velocidad muy alta y que requieren una precisión nanométrica. Entonces, ¿será bueno tener un alto nivel de fragmentación en nuestro disco duro? La fragmentación le hará trabajar muchísimo más de lo necesario cada vez que necesitamos algún archivo.

Esto podría compararse con conducir nuestro coche siempre al máximo de revoluciones; si lo hiciéramos, seguro que iba a tener una vida muy corta.

Con los discos duros pasa lo mismo. Si se someten a un esfuerzo continuo muy grande, la vida de sus componentes se puede acortar de forma notable, haciendo que algunas partes mecánicas se degraden dañando nuestros datos e incluso llegando a imposibilitar por completo el acceso a ellos.

Cuando eso ocurre, la única opción viable es llevar nuestro disco a una empresa especializada en recuperación de datos, para que, mediante las técnicas de recuperación más avanzadas y utilizando la tecnología adecuada, puedan recuperar su contenido.

¿Cómo mejorar el rendimiento del disco?

Entonces, cuando nuestro ordenador esté lleno de archivos fragmentados y el rendimiento sea malo, ¿qué podemos hacer para mejorarlo? Hay un proceso que permite que el sistema reorganice todos los archivos que hay en el disco, de forma que todos los fragmentos que han sido dispersados se coloquen juntos, y todos los huecos que han ido quedando sean ocupados por archivos repartidos por el disco.

De esta forma, cada vez que nuestro ordenador requiera abrir un programa o un archivo podrá encontrar todos sus fragmentos sin tener que buscarlos en distintas partes, haciendo aumentar en gran medida el rendimiento del sistema. Este proceso se llama “desfragmentación”.

Por las razones que hemos visto, desfragmentar nuestro disco duro puede ayudarnos a mantener nuestro ordenador optimizado.

¿Cómo puedo desfragmentar el disco?

Hay muchas utilidades que pueden realizar esta tarea, entre ellas, el Desfragmentador de disco de Windows, incluido en las Herramientas Administrativas a las que se accede por el menú de aplicaciones. Se trata de una utilidad fácil de manejar que nos permitirá mantener nuestra máquina a punto evitando cargar al sistema con tareas innecesarias. Aunque esta utilidad suele estar configurada por defecto para desfragmentar el disco de forma automática, recomendamos revisarla y asegurarnos de que esté correctamente programada para nuestras necesidades.

Por ejemplo, puede ocurrir que el Desfragmentador esté programado para funcionar de madrugada, pero si nosotros dejamos el ordenador apagado todas las noches, no podrá realizar su función. Veamos un ejemplo.

Recuperar archivos de disco duro dañado por fragmentacion

En el ejemplo de la imagen, la programación está hecha para que desfragmente el disco automáticamente los miércoles a la 1:00. El usuario debería recordar dejar encendido el ordenador la noche de los miércoles o, como alternativas, cambiar la hora de ejecución programada o arrancar el proceso de forma manual pulsando “Desfragmentar disco”.

Como medida de prevención, no podemos dejar de recordar la importancia de asegurarte de tener copia de seguridad antes de realizar cualquier actividad de mantenimiento.

Aunque técnicamente la desfragmentación no genera ningún problema, se podrían perder datos si por ejemplo durante la desfragmentación hay un apagón o algún tipo de fallo eléctrico y el proceso se interrumpe de forma brusca y sin que sea controlada por el sistema. Con una buena copia de seguridad, reciente y comprobada, estarás preparado para cualquier imprevisto y no te verás en la necesidad de tener que recuperar tus datos.

¿Por qué mi PC funciona cada vez más lento? (I)

Si el PC va lento puede acabar en recuperacion de datos

Casi todos hemos experimentado alguna vez cómo nuestro ordenador va respondiendo con mayor lentitud a medida que pasa el tiempo.

Algunas veces sucede en los equipos que utilizamos para trabajar, por lo que no se puede culpar a que haya muchas descargas de archivos o demasiados programas instalados.

Un rendimiento reducido podría deberse a muchos factores, y lo primero que se suele pensar es que al PC le falta RAM o que hay que comprar otra máquina más potente quizá con un procesador superior, porque la que tenemos ha dejado de darnos el rendimiento suficiente.

Hace tiempo que la tecnología, en lo relativo a ordenadores, no avanza tan rápidamente, por lo que la necesidad de renovar nuestro PC o portátil no es tan habitual como antes. Hoy en día un ordenador medio puede darnos servicio durante varios años ya que los requisitos para su uso en ofimática, navegación, etc. no son elevados.

Entonces, ¿por qué ahora nuestro ordenador responde tan lentamente? ¿Por qué antes abría las aplicaciones cotidianas en apenas un segundo y ahora tarda muchísimo más que hace un año?

Un componente crítico para la velocidad del PC

Hoy queremos centrarnos en uno de los componentes más importantes de un ordenador, el encargado de tener disponible prácticamente toda la información necesaria para que el ordenador nos pueda ser útil como herramienta de trabajo; hablamos del disco duro.

El disco duro es donde están alojados tanto el sistema operativo como las aplicaciones que utilizamos a diario, nuestros archivos y datos, además de muchos otros elementos necesarios para un correcto funcionamiento.

A fin de entender la posible causa de que nuestro ordenador funcione cada vez más lentamente, necesitamos primero tener una idea básica de la forma en la que los archivos se almacenan en nuestro disco duro.

Para ello, vamos a comparar el disco con una estantería en cuyos huecos iremos colocando libros a medida que los vayamos comprando.

El disco duro: una estantería cada vez más llena…

Cuando empecemos a rellenar la estantería nueva, quizá tengamos sólo 4 ó 5 libros, por lo que los podremos colocar juntos en la primera balda de las estantería. En cuanto necesitemos uno de ellos, al haber pocos, lo encontraremos enseguida.

Según vaya pasando el tiempo, la estantería estará cada vez más llena, pero aún tendremos algunos huecos vacíos ya que nos habremos ido deshaciendo de algunos libros.

Imaginemos que tenemos 10 huecos libres. Por supuesto, al haber sacado los libros de diferentes estantes no estarán todos los huecos juntos. Ahora recibimos una nueva enciclopedia de 8 tomos, y como queremos ponerla rápidamente en la estantería, vamos colocando cada tomo en uno de los huecos libres que están dispersos, por lo que los 8 tomos quedarán separados.

Ahora digamos que esa estantería tiene miles de baldas con cientos de miles de libros y enciclopedias cuyos tomos hemos ido colocando aleatoriamente en los huecos que se han ido quedando libres. ¿Cuánto tiempo tardaríamos en reunir todos los tomos de una enciclopedia? ¿Y de varias enciclopedias?

Dependiendo de la cantidad de libros que tengamos almacenados, nos podría llevar muchísimo tiempo el encontrar cada uno de los tomos, sacarlos de la estantería y colocarlos en su orden correcto.

Disco duro fragmentado = estantería desordenada

Bien, en cierto modo, así es como los archivos están en nuestro disco duro. El disco se va llenando y a medida que van quedando huecos libres (debido a que vamos borrando algunos archivos), el sistema va ubicando nuevos archivos en esos huecos. Si hay archivos grandes que no caben en un sólo hueco entonces fragmentará los archivos en varias partes para poder poner cada una de ellas en una ubicación distinta.

Así, al intentar abrir esos archivos grandes, tendrá que buscar todas sus partes y juntarlas en el orden correcto, lo que causará que el tiempo que tarde en abrir este tipo de archivos cada vez sea mayor (no olvidemos que los archivos pueden crecer). En consecuencia, nuestro ordenador irá cada vez más despacio. Este proceso es conocido como “fragmentación”.

Por qué la fragmentación es perjudicial

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Cómo reducir en verano el riesgo de pérdida de datos

Disco duro y temperaturas altas

Como cada verano, el laboratorio de recuperación de datos de Ondata ve aumentar el número de averías debidas a las altas temperaturas y picos de tensión.

Hoy os contamos de forma básica cómo afectan a los discos duros estos dos factores —calor y sobretensión—, esperando evitar algún disgusto veraniego de pérdida de datos mediante medidas sencillas de prevención, como no dejar el ordenador en un coche a pleno sol, o desconectar los enchufes en caso de tormenta.

Tu disco duro y el calor

El disco duro se ve afectado por el calor de dos formas: por el recalentamiento y por los posibles cambios bruscos de temperatura. Las averías vendrán originadas por la dilatación de las piezas mecánicas al calentarse excesivamente, por su posterior contracción al pasar del calor al frío (o el proceso contrario al pasar del frío al calor), así como por la posible condensación causada dentro del disco al variar rápidamente su temperatura.

Pero… ¿cuánto es “demasiado calor” para un disco duro? ¿A qué temperatura se pone cuando está en funcionamiento? ¿Sabes cuál es el rango de temperatura recomendado para tu disco? Si tienes curiosidad por conocer los datos concretos de tu dispositivo, los encontrarás en las especificaciones del fabricante, aunque ya te adelantamos que en general, la máxima temperatura aceptable para un disco que está funcionando es de 55°C, y en algunos modelos hasta 60°C.

En cuanto a la temperatura estando apagado (non-operating temperature), el límite máximo aceptable sube hasta los 70°C.

A pesar de que puedan parecer límites muy elevados, se trata de temperaturas bastante más bajas que las que pueden soportar otros componentes del ordenador, por ejemplo las placas de vídeo o los procesadores.

¿Cuál es entonces la temperatura de funcionamiento ideal para los discos duros? Es un tema controvertido, aunque diversos informes y foros situan el rango ideal entre los 25 y 40°C.

¿A qué temperatura está tu disco mientras lees este blog? Si quieres, puedes averiguarlo con la aplicación Disk Control de Ondata, que lee los sensores de temperatura del disco y te informa de su evolución, para que puedas tomar medidas si es necesario. Puedes descargar la versión demo de Ondata Disk Control desde aquí.

Ondata Disk Control

Efectos del calor y de los cambios bruscos de temperatura

Una temperatura muy alta puede provocar que el sistema de ventilación no refrigere lo suficiente y los discos se sobrecalienten. En los ordenadores modernos, este inconveniente suele minimizarse mediante un buen diseño del sistema de ventilación; los mayores problemas pueden surgir si se somete al ordenador a cambios bruscos de temperatura.

Por ejemplo, cuando tenemos un equipo portátil que se traslada con frecuencia entre la vivienda, el coche y la oficina, los cambios de temperatura son continuos. Si dejamos el coche al sol, una temperatura exterior de 35 grados centígrados puede causar más de 60 en el interior del vehículo. Por si fuera poco, además de la alta temperatura hay un agravante añadido: lo deprisa que se calienta. Cualquiera sabe que el coche se convierte en un “horno” tras estar aparcado a pleno sol durante horas; lo que no es tan obvio, como destacan algunos estudios, es que el interior de un coche a pleno sol puede subir en promedio unos 20 grados centígrados, en sólo una hora.

Si desde un coche al sol nos llevamos el portátil a la oficina o a la cafetería con aire acondicionado, allí habrá 20, 21 o 22 grados. Esta temperatura sería aceptable en circunstancias normales, pero en nuestro ejemplo, estaríamos sometiendo al disco a una disminución casi instantánea desde los 60 grados del coche a los 20 del aire acondicionado, aumentando de forma importante la posibilidad de una avería.

El disco duro tiene componentes electromecánicos que son de alta precisión y tienen que estar perfectamente sincronizados entre sí. Están preparados para funcionar en un rango amplio de temperaturas, pero cambios muy bruscos pueden ocasionar que algunas de las piezas tengan un funcionamiento defectuoso. Pueden existir distintos fallos por el problema mecánico de una expansión o reducción del tamaño físico debido al calor o al frío, por ejemplo un posible «desalineamiento» de los cabezales en la zona de aparcamiento, que al poner el disco en marcha causen daños.

Tormenta verano

Sobretensión: cuidado con las tormentas

Las pérdidas de datos por efecto de las tormentas son muy típicas del verano, aunque naturalmente son posibles durante todo el año. Las sobretensiones causadas por rayos pueden dañar los circuitos de los discos duros y en ocasiones llegan a destruir los datos.

Actualmente, las viviendas y oficinas están preparadas para las sobretensiones. Todas las compañías eléctricas tienen instalados sistemas de protección para que no haya averías y no exista peligro para las personas. Pero en caso de tormenta, existe la posibilidad de que la energía eléctrica de un rayo caiga sobre tendidos eléctricos que se vean afectados parcialmente. No suele suceder nada; las protecciones de las líneas normalmente absorben ese impacto eléctrico, pero puede producirse una pequeña sobretensión que va a ir traspasándose y va a llegar a las viviendas y a las oficinas.

Como es sabido, el ordenador funciona a 220 voltios. Sin embargo, en su interior, la mayoría de los componentes electrónicos funcionan a muy baja tensión, por medio de un sistema de alimentación interno. Hay componentes que funcionan a 12 voltios, a 5 o a menos. Cuando hay una sobretensión que logra pasar todos los filtros, a los pequeños circuitos internos del ordenador llega un voltaje mucho mayor de lo que están preparados para soportar. En este caso se pueden producir averías incluso con el ordenador apagado.

Por eso la recomendación será, sobre todo en verano, que si vamos a estar ausentes no dejemos el ordenador conectado a la red eléctrica, sino que físicamente desconectemos los cables de los enchufes. Apagar el ordenador y desconectarlo del enchufe es la mejor protección durante una tormenta eléctrica.

Si a pesar de tus precauciones no puedes acceder a los datos, lo más prudente es apagar el equipo y no intentar remedios caseros; la manipulación por manos inexpertas podría producir daños fatales. Solo una empresa especializada en recuperar datos de discos duros dispone del personal cualificado y los materiales necesarios para dar una solución con garantías. El laboratorio de recuperación de datos de Ondata International realiza el diagnóstico de este tipo de avería de forma gratuita y sin compromiso.

Memorias flash: Conoce los síntomas de avería y no pierdas tus archivos

Las memorias flash de nuestras cámaras digitales y pendrives tienen una vida limitada. Si estamos atentos a los primeros indicios de deterioro, podremos adelantarnos a los fallos críticos.

¿Sabías que las memorias flash sólo permiten un número limitado de escrituras y borrados? Es así por la propia tecnología en la que se basa su funcionamiento.

Estos dispositivos nos acompañan cada día en cámaras de fotos, memorias USB, reproductores MP3 y teléfonos móviles, mientras van almacenando todo tipo de datos: fotografías, conversaciones, música, vídeos, contactos, documentos…

Las memorias flash se han popularizado por sus múltiples ventajas: son pequeñas, asequibles, resistentes, silenciosas. No hay ninguna duda de su utilidad pero conviene ser consciente de sus limitaciones, para ahorrarnos algún que otro disgusto.

Debido a la gran oferta de tarjetas flash y a que todas ellas, en apariencia, parecen iguales, es posible que muchas veces nos inclinemos a escoger una de las más baratas. Sin embargo, en realidad no todas las tarjetas son iguales; son muchos los parámetros que pueden diferenciar unas memorias de otras.

Además de fijarnos en la capacidad, conviene tener en cuenta la velocidad de transferencia, ya que es un aspecto que puede marcar el rendimiento de nuestro dispositivo, sobre todo si se trata de un teléfono móvil.

Independientemente del modelo que elijamos, hemos de saber que las tarjetas flash tienen una vida limitada. De repente, podemos encontrarnos con que algunos de los archivos que hay en nuestro teléfono, pendrive o cámara parecen estar corruptos.

¿Qué síntomas produce el deterioro de una memoria flash?

Quizá sea un documento que no se abre, algún contacto que ha desaparecido o incluso imágenes que han dejado de visualizarse correctamente para verse entrecortadas o “rotas”.

Recuperar datos de memoria flash: antes y despues del fallo
Síntomas de avería: una imagen irreconocible en vez del paisaje idílico de tus vacaciones.

En la imagen se puede apreciar cómo, en lugar de la fotografía que se tomó con el teléfono móvil, tenemos una imagen cuya parte inferior es completamente gris y la parte superior está compuesta por bandas degradadas que no se corresponden con el contenido original. Esto es debido a que la información que había en los sectores de la tarjeta de memoria asignados para esa imagen ha sido corrompida, no puede ser leída correctamente y por lo tanto al interpretarla como una imagen el resultado no es el esperado.

También podemos experimentar un comportamiento «extraño» en nuestro dispositivo: se reinicia inesperadamente, el sistema se “congela” o alguna aplicación se corta de forma imprevista.

La razón de que se produzcan estas averías es que los medios de almacenamiento basados en tecnología flash, como las tarjetas SD o microSD y los pendrives, están fabricados para funcionar un número limitado de veces. Cada uno de estos dispositivos tiene limitado su número de operaciones de escritura en torno al millón.

¿Cómo funciona la memoria flash?

La memoria flash es una memoria regrabable no volátil (los datos permanecen aunque el dispositivo no tenga alimentación eléctrica). Utiliza dispositivos de circuitos integrados para almacenar los datos, por lo que no precisa piezas móviles, a diferencia por ejemplo de los discos duros.

Está compuesta por bloques; estos bloques a su vez están compuestos por páginas, y éstas contienen las celdas físicas en las que finalmente se almacenan los bits de información.

La vida útil de las celdas es limitada porque los ciclos de borrado-escritura, con el empleo de altos voltajes, van “desgastando” el material con el que está fabricada la celda, produciendo un daño acumulativo.

¿Cuánto puede durar una memoria flash?

Pensemos, por ejemplo, en todas las operaciones que realizamos cada día con nuestro teléfono móvil y que conllevan una operación de escritura: enviar o recibir SMS, Whatsapp, descargar archivos, hacer fotos, cargar música… son casi incontables.

Debido a que ciertas zonas de la memoria flash se van degradando y, por lo tanto, dejando de ser útiles, pasado un tiempo los archivos almacenados irán corrompiéndose y dejando de ser legibles poco a poco.

Una vez que sabemos lo que puede suceder, surge la necesidad de saber cuál es el tiempo aproximado recomendado para cambiar nuestra tarjeta o nuestra memoria USB.

Bien, como ya hemos dicho la vida de la memoria es de alrededor de un millón de operaciones de escritura, por lo que no se puede determinar con exactitud cuándo va a fallar; esto dependerá del uso que le demos al dispositivo.

Sin embargo, se podría decir que cuando empezamos a notar alguno de los síntomas descritos arriba (ficheros corruptos, comportamiento extraño) es un buen momento para cambiar la memoria, antes de que vaya a peor y sea demasiado tarde.

¿Qué podemos hacer para evitar el deterioro de la memoria flash?

Realmente, por el diseño de este tipo de dispositivos, no hay mucho que podamos hacer para alargar la vida de las memorias flash.

Lo que sí podemos hacer, en la medida de lo posible, es evitar perder nuestros datos, siendo conscientes de las limitaciones de este tipo de memorias y realizando copias de seguridad de forma regular de los datos importantes que tengamos alojados en nuestros pendrives y tarjetas de memoria.

¿Cómo recuperar los archivos en caso de fallo?

¿Hemos esperado demasiado sin sustituir la tarjeta y hemos perdido datos importantes?  Si se trata de archivos que realmente necesitamos, es muy importante no intentar acceder por nuestros medios para intentar recuperarlos.

Debido al tipo de tecnología de estas memorias, no vamos a poder tener acceso a nuestra información por los métodos tradicionales; los intentos que hagamos sólo servirán para empeorar la situación de los datos.

Para tener las mayores posibilidades de éxito es recomendable acudir a una empresa especializada en recuperar datos de tarjetas de memoria y en recuperar archivos de pendrives y otros dispositivos con memoria flash, donde se cuenta con la tecnología y el conocimiento adecuado para este tipo de tareas.

Como consecuencia de la compleja estructura interna de las memorias flash, el proceso de recuperación de datos es complicado y no siempre posible. La unidad flash incluye un controlador que tiene la función de leer y escribir en los chips de memoria con un orden específico llamado “Data Mix”. Este orden no está estandarizado sino que depende del fabricante, lo cual introduce un gran número de variantes en el proceso de recuperación.

En el laboratorio de recuperación de datos de Ondata disponemos de herramientas específicas que permiten leer los datos directamente de los chips de memoria y reconstruir los archivos perdidos.