Las memorias flash de nuestras cámaras digitales y pendrives tienen una vida limitada. Si estamos atentos a los primeros indicios de deterioro, podremos adelantarnos a los fallos críticos.
¿Sabías que las memorias flash sólo permiten un número limitado de escrituras y borrados? Es así por la propia tecnología en la que se basa su funcionamiento.
Estos dispositivos nos acompañan cada día en cámaras de fotos, memorias USB, reproductores MP3 y teléfonos móviles, mientras van almacenando todo tipo de datos: fotografías, conversaciones, música, vídeos, contactos, documentos…
Las memorias flash se han popularizado por sus múltiples ventajas: son pequeñas, asequibles, resistentes, silenciosas. No hay ninguna duda de su utilidad pero conviene ser consciente de sus limitaciones, para ahorrarnos algún que otro disgusto.
Debido a la gran oferta de tarjetas flash y a que todas ellas, en apariencia, parecen iguales, es posible que muchas veces nos inclinemos a escoger una de las más baratas. Sin embargo, en realidad no todas las tarjetas son iguales; son muchos los parámetros que pueden diferenciar unas memorias de otras.
Además de fijarnos en la capacidad, conviene tener en cuenta la velocidad de transferencia, ya que es un aspecto que puede marcar el rendimiento de nuestro dispositivo, sobre todo si se trata de un teléfono móvil.
Independientemente del modelo que elijamos, hemos de saber que las tarjetas flash tienen una vida limitada. De repente, podemos encontrarnos con que algunos de los archivos que hay en nuestro teléfono, pendrive o cámara parecen estar corruptos.
¿Qué síntomas produce el deterioro de una memoria flash?
Quizá sea un documento que no se abre, algún contacto que ha desaparecido o incluso imágenes que han dejado de visualizarse correctamente para verse entrecortadas o “rotas”.
En la imagen se puede apreciar cómo, en lugar de la fotografía que se tomó con el teléfono móvil, tenemos una imagen cuya parte inferior es completamente gris y la parte superior está compuesta por bandas degradadas que no se corresponden con el contenido original. Esto es debido a que la información que había en los sectores de la tarjeta de memoria asignados para esa imagen ha sido corrompida, no puede ser leída correctamente y por lo tanto al interpretarla como una imagen el resultado no es el esperado.
También podemos experimentar un comportamiento «extraño» en nuestro dispositivo: se reinicia inesperadamente, el sistema se “congela” o alguna aplicación se corta de forma imprevista.
La razón de que se produzcan estas averías es que los medios de almacenamiento basados en tecnología flash, como las tarjetas SD o microSD y los pendrives, están fabricados para funcionar un número limitado de veces. Cada uno de estos dispositivos tiene limitado su número de operaciones de escritura en torno al millón.
¿Cómo funciona la memoria flash?
La memoria flash es una memoria regrabable no volátil (los datos permanecen aunque el dispositivo no tenga alimentación eléctrica). Utiliza dispositivos de circuitos integrados para almacenar los datos, por lo que no precisa piezas móviles, a diferencia por ejemplo de los discos duros.
Está compuesta por bloques; estos bloques a su vez están compuestos por páginas, y éstas contienen las celdas físicas en las que finalmente se almacenan los bits de información.
La vida útil de las celdas es limitada porque los ciclos de borrado-escritura, con el empleo de altos voltajes, van “desgastando” el material con el que está fabricada la celda, produciendo un daño acumulativo.
¿Cuánto puede durar una memoria flash?
Pensemos, por ejemplo, en todas las operaciones que realizamos cada día con nuestro teléfono móvil y que conllevan una operación de escritura: enviar o recibir SMS, Whatsapp, descargar archivos, hacer fotos, cargar música… son casi incontables.
Debido a que ciertas zonas de la memoria flash se van degradando y, por lo tanto, dejando de ser útiles, pasado un tiempo los archivos almacenados irán corrompiéndose y dejando de ser legibles poco a poco.
Una vez que sabemos lo que puede suceder, surge la necesidad de saber cuál es el tiempo aproximado recomendado para cambiar nuestra tarjeta o nuestra memoria USB.
Bien, como ya hemos dicho la vida de la memoria es de alrededor de un millón de operaciones de escritura, por lo que no se puede determinar con exactitud cuándo va a fallar; esto dependerá del uso que le demos al dispositivo.
Sin embargo, se podría decir que cuando empezamos a notar alguno de los síntomas descritos arriba (ficheros corruptos, comportamiento extraño) es un buen momento para cambiar la memoria, antes de que vaya a peor y sea demasiado tarde.
¿Qué podemos hacer para evitar el deterioro de la memoria flash?
Realmente, por el diseño de este tipo de dispositivos, no hay mucho que podamos hacer para alargar la vida de las memorias flash.
Lo que sí podemos hacer, en la medida de lo posible, es evitar perder nuestros datos, siendo conscientes de las limitaciones de este tipo de memorias y realizando copias de seguridad de forma regular de los datos importantes que tengamos alojados en nuestros pendrives y tarjetas de memoria.
¿Cómo recuperar los archivos en caso de fallo?
¿Hemos esperado demasiado sin sustituir la tarjeta y hemos perdido datos importantes? Si se trata de archivos que realmente necesitamos, es muy importante no intentar acceder por nuestros medios para intentar recuperarlos.
Debido al tipo de tecnología de estas memorias, no vamos a poder tener acceso a nuestra información por los métodos tradicionales; los intentos que hagamos sólo servirán para empeorar la situación de los datos.
Para tener las mayores posibilidades de éxito es recomendable acudir a una empresa especializada en recuperar datos de tarjetas de memoria y en recuperar archivos de pendrives y otros dispositivos con memoria flash, donde se cuenta con la tecnología y el conocimiento adecuado para este tipo de tareas.
Como consecuencia de la compleja estructura interna de las memorias flash, el proceso de recuperación de datos es complicado y no siempre posible. La unidad flash incluye un controlador que tiene la función de leer y escribir en los chips de memoria con un orden específico llamado “Data Mix”. Este orden no está estandarizado sino que depende del fabricante, lo cual introduce un gran número de variantes en el proceso de recuperación.
En el laboratorio de recuperación de datos de Ondata disponemos de herramientas específicas que permiten leer los datos directamente de los chips de memoria y reconstruir los archivos perdidos.