El funcionamiento de los discos duros se basa en que las cabezas de lectura-escritura se desplazan a escasas milésimas de milímetro del plato magnético sin llegar nunca a tocarlo, por el efecto de la fuerza del aire que despide el plato al girar. El espacio entre la cabeza y el plato es mucho más fino que un cabello.
Si se introduce cualquier minúscula partícula entre la cabeza y los platos magnéticos, la partícula es arrastrada por la cabeza mientras los platos siguen girando. De este modo se producen daños en los platos y en las cabezas.
Por esta razón los platos de los discos duros están protegidos por una cámara casi estanca para impedir la entrada de partículas de polvo, suciedad y evitar la entrada de humedad.
En el video observamos cómo pequeñas partículas de suciedad dañan inmediatamente la cabeza y los platos, impidiendo el acceso a los datos.
En el próximo artículo veremos un fallo por head crash (choque de la cabeza contra el plato).
Más información sobre esta serie de vídeos en Cómo falla un disco duro o por qué Murphy no tiene (tanta) razón