Cómo falla un disco duro o por qué Murphy no tiene (tanta) razón

Antes de conocer el mundo de la recuperación de datos, mi disco duro era algo muy sencillo. Me explico: sencillo en mi imaginación. Enciendes el ordenador, creas un archivo y el disco duro te lo guarda. Más simple, imposible.

Después de un tiempo trabajando en Atención al Cliente de Ondata y de conocer los casos de recuperación de datos que trata nuestro laboratorio, empiezo a intuir la complejísima obra de ingeniería que es un disco duro. Pero entiendo muy bien el punto de vista de algunos clientes que no son técnicos y acuden a nuestro servicio de recuperación de datos con su disco averiado. «Al disco no le pasa nada, simplemente no funciona», o «¿Tan difícil es arreglarlo? ¡Si eso es conectarlo a una máquina y ya está!», son algunos comentarios que he oído.

No es fácil explicar en pocas palabras cómo y por qué funciona (o no) un disco duro, así que para daros una idea de lo que puede pasar, he recopilado unos breves vídeos del laboratorio que ilustran distintas averías. En los próximos artículos veremos:

Sabiendo un poco más sobre los discos duros, quizá acabes pensando que la versión pesimista de la Ley de Murphy -“lo que pueda salir mal, saldrá mal”- no tiene (tanta) razón. Que lo raro es que millones y millones de discos duros funcionen en todo el mundo durante millones de horas sin fallar. Y que lo sorprendente es que sólo un pequeñísimo porcentaje de usuarios acaben necesitando los servicios de una empresa de recuperación de datos.

¡Hasta el próximo artículo!